No vamos a empezar proponiendo geotermia en nuestros proyectos. Ni energía solar. Ni biomasa. … tal vez más tarde.
Primero vamos a fijar nuestros objetivos de confort, y buscar los medios más eficientes para alcanzarlos en función de la situación climática y de los recursos disponibles.
Después, elegimos los emisores de calor y/o frío óptimos para conseguir la sensación térmica más agradable gastando la menor energía posible (radiadores, ‘fan-coils’, bombas de calor, conductos de aire, superficies radiantes…) de acuerdo con el tipo de local a acondicionar.
Observamos los decrementos energéticos, los incrementos de precio de estas nuevas soluciones y el tiempo que pasará hasta recuperarlo, considerando el ahorro en energía que hemos forzado. Así, llegamos a un punto de equilibrio entre el ideal energético y lo que podemos permitirnos.
Entonces, al decidir nuestra fuente de energía y descubrimos que un sistema geotérmico o de biomasa, inicialmente inviable por su elevado coste, ahora que hemos reducido las necesidades de energía es una opción asequible.